Vi bailar mis sílabas
en luz de luna,
en niebla de almíbar.
Soñé sus alas,
más temí su fuga
bañada en ámbar.
Y así rasgué mil cielos.
Así, corté mis dedos
por no quemar mis miedos,
sus risas, tus juegos...
Y así trencé mis láminas,
así, ganó el dinero.
Abandoné mis cávilas,
así, maté al tintero.
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