Amo tu verde ennegrecido,
tus labios cortados,
tu orgullo rendido
y tus ojos atados.
Adoro tu odio florido,
tus vicios calados,
tus malos amigos
y tu cruel desengaño.
Anhelo tu verso borroso,
tu tono vencido,
tus rasgos de niño
y tus miedos leídos.
Y pienso en algo que odio,
y busco en ti... ¡Qué caótico!
Pero hasta me seducen tus hienas
y tus fueras de escena.
Me prendan tus grietas, tus tretas
y tus frases a medias.
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