Te escribía solo para decirte Hola. Hoy he sentido que algo se rompía dentro de mí, aún más - no sabía que se podía-, y supe que eras tú.
Otro paso más, que te aleja llevándose contigo la mitad de mi carne, me arranca sin acordarse de mirarme, la mitad de mis poemas y mis ganas de brillar.
Ha sido una succión de los restos que pudieren quedar de todo atisvo de amor por mi. Y desde aqui, en el contenedor de la aspiración el vacío de algo que no recuerdas te saluda.
Dale recuerdos de mi parte, lo echo tanto de menos...
Camino ahora, todo carne, sangrante de molde para dentro.
Tremendamente bulgar y repulsivo. Era luz. He quedado esto, tras tu paso. Aunque yo nunca te he culpado.
Qué final más absurdo.
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