Desde aquí te invoco,
desde un vientre desdentado.
Al fin estoy aquí,
mi propio apartamento privado;
desde aquí
me mece la calma de la derrota.
Allí, tras las ventanas,
sangre incendiada de golpes,
infectada de ambición y ego y culpa y nada.
Desechos entre barrotes.
Corro las cortinas de punto en tulipanes
puntos apartados, sin tulipanes;
flores sobrias de hilos perennes.
Al punto.
Ya llega la primavera...
Y desde aquí veo caer otra estación tardía,
con el mismo café entre los dedos.
Dia a verso,
sueño a entraña;
cierto, fieramente vive camino a la verdad.
Ser.
En acertijos sin falsos flecos.
Aquí dentro,
desde aquí.
Continúo,
en pie o sentada,
viva, continúo.
Mi propio lapso en el segundero.
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