Tras caminar todo el día a la carrera de la cordialidad, sonriendo francamente solo cuando dejo que mi cabeza imagine estar en otras compañías, al fin logro escapar de la civilización y me siento absorta a observarla... Un violinista suena de fondo, toca en una esquina a mi derecha. Él nota que es un factor determinante para que haya elegido justo ese lugar para abstraerme, me mira fijamente esperando que vaya a dejarle unas monedas a cambio de su mirada sonriente, desesperadamente forzada.
Todo el mundo tiene circunstancias.
Acostumbro, pensamos a menudo,
que todos nuestros dilemas,
nuestra situación personal es
tan relevante que olvidamos el ahora...
Qué manía de no dejarnos pensar sintiendo...
Todo el tiempo rumiando,
juzgando, haciendo balance de
beneficios y pérdidas,
virtudes y defectos.
Luego en la otra extremidad
encontramos el acumular
sin resolver...
¿Qué hay aquí del punto medio?
Hay que tomar decisiones...
Cuando salimos de nuestra zona
de confort perdemos el calor
de hacerle el amor cada noche
a nuestro presente;
ganamos sin embargo una infinidad
de nuevas causas por las que seguir
besando nuestro ahora...
Cuestión de decidir, sin arrepentirnos
tal vez,
puede que ahí esté nuestro punto de inflexión...
Abrazar nuestras decisiones como si las
hubiese tomado otra persona, alguien a quien amamos
y a quien deseamos un futuro lleno de vida,
estabilidad y fiel a su concepto de felicidad.
Vivir en el ahora, con la perspectiva del amor por bandera.
Hasta el momento no tengo claro mucho más...
Sin embargo, a mis 20 años tampoco creo que sea justo
regañarme por no encontrar mi camino en una
vomitona narrativa.
El objetivo es besarlo, el hoy, a quienes me acompañan estas horas,
estos meses, a mis errores y mis decisiones más acertadas.
Intentar vivir cada día siéndome fiel y dejando los dolores de cabeza
a una buena meditación.
Acostumbro, pensamos a menudo,
que todos nuestros dilemas,
nuestra situación personal es
tan relevante que olvidamos el ahora...
Qué manía de no dejarnos pensar sintiendo...
Todo el tiempo rumiando,
juzgando, haciendo balance de
beneficios y pérdidas,
virtudes y defectos.
Luego en la otra extremidad
encontramos el acumular
sin resolver...
¿Qué hay aquí del punto medio?
Hay que tomar decisiones...
Cuando salimos de nuestra zona
de confort perdemos el calor
de hacerle el amor cada noche
a nuestro presente;
ganamos sin embargo una infinidad
de nuevas causas por las que seguir
besando nuestro ahora...
Cuestión de decidir, sin arrepentirnos
tal vez,
puede que ahí esté nuestro punto de inflexión...
Abrazar nuestras decisiones como si las
hubiese tomado otra persona, alguien a quien amamos
y a quien deseamos un futuro lleno de vida,
estabilidad y fiel a su concepto de felicidad.
Vivir en el ahora, con la perspectiva del amor por bandera.
Hasta el momento no tengo claro mucho más...
Sin embargo, a mis 20 años tampoco creo que sea justo
regañarme por no encontrar mi camino en una
vomitona narrativa.
El objetivo es besarlo, el hoy, a quienes me acompañan estas horas,
estos meses, a mis errores y mis decisiones más acertadas.
Intentar vivir cada día siéndome fiel y dejando los dolores de cabeza
a una buena meditación.
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