Pensé cientos de veces en volver, en volver y volver, volver a volver...
Pasé un trillón de pasos volviendo, concentrada en el miedo a caer, mientras giraba sobre mis tres ejes en torno al mismo abismo. Cerraba los ojos con fuerza temiendo que un día al abrirlos no pudiese ver los grises en favor de la fría nada del blanco y negro.
Me gusta hablar en pasado cuando hablo de mi presente, a veces siento que ya lo voy dejando atrás cuando a penas comencé a aceptarlo. Sin embargo, no caigas en el error, no me juzgues, no trates de desentrañarme si aún no te abrí paso a mis heridas. Puede que sea éste el único favor que te pida, solo acompáñame, llévame de la mano, mas déjame que yo también te guíe desde mis brazos, aun sentados...
Frío;
hace tanto frío
que no puedo más que arder.
Estallará;
mi boca estallará
en dulce de esmeraldas, en pájaros y espinas, y un paso se abrirá.
Y yo me iré
como el humo al aire que no podrá volver,
me haré un tornado dulce, un perfume, una piel,
seré mi propio padre y así voy a aprender
que irse es volver a volver.
Afuera,
afuera solo el mundo,
puro aire para brujas y un tiempo que está y se fue.
Así,
con vértigo y vacío,
con mi cuerpo que es mío no me faltará nada
porque yo me iré como el humo al aire
que no podrá volver,
me haré un tornado dulce, un perfume, una piel,
seré mi propia madre y así voy a aprender
que irse es volver a volver
y a volver
y a volver
y a volver.