Puede que sea cierto, al menos en mi.
Pasan los días y las horas se alejan como dos globos de helio soltados al tiempo. El sol comienza a esconderse y miles de matices parecen perderse al son de la oscuridad... Qué me hará ahora sonreir.
Te agarras de la mano de los pequeños detalles, un paseo nocturno por Praga y la forma en la que justo antes del amanecer, la luz hacía parecer pelirroja parte de su barba. Ruegas a este atardecer que se quede unos cuantos globos más...
"Los relojes no se invertirán por nosotros esta noche cielo, pero tal vez mañana..." Tal vez mañana, antes del anochecer, volvamos a ver como los segundos pasean lentamente por dejarnos 7 minutos más de luz; 3 más de admiración.
Anochece, sin embargo. La vista de poco sirve ya para sentirnos, el verde púrpura en tus pupilas se deja ahora a la fe de mis dedos temblorosos por tu piel. Nos quedan aún los poemas susurrados de corazón, el buscarnos a tientas tras los gritos; Hacernos el amor intuyendo las sonrisas, guiados por nuestro sudor, uno; El resbalar de las historias después de cenar, aún escondemos pilas para la linterna... Anochece, sin embargo.
Mas después... Ya caminé por el después;
El gigante y los minúsculos;
El hasta luego, el quizás,
por todos los "al final..."
Un día aprendes a anticipar las reacciones y callas el doble, para sentir tres veces más al principio; siete menos "al final"... Y los ojos; Ellos aprenden a caminar lejos de las cadenas forjadas aquí, donde reside la magia, justo en medio entre tú y yo, en torno a la palabra uno... Aun siguen siendo dos.