jueves, 20 de marzo de 2014

Física básica


Aun en el más recóndito de los rincones, nunca estás sola. Aún en el más transitado de los bulevares, solo tú ocupas el espacio de tus pisadas, tu trozo de frío asfalto. Ahora.


Cómo no sentirte desolado, incansablemente encadenado a tu separatidad humana; Jamás lograremos traspasar nuestra propia física. Jamás ocuparán ellos tu misma baldosa, caminas hablando, sonríes, te mueves, disfrutas, le miras, incluso os besáis, sois dos. Mas estás solo, estás sola. esos centímetros cuadrados donde sólo tú bailas, aunque sea de su mano, son mis caderas, son mis manos, es mi pelo, no existe
"nuestro espacio".

Sin embargo, no te equivoques, no hablo sólo de volumen, de la barrera de cemento cálido que me recubre. Un halo de teoremas y cifras rodean cada punta abierta de mi cabello, cada pestaña, cada hilo de piel muerta en las grietas de mis labios. Cada instante, todos mis movimientos cuentan mi historia, compartida, mas por tu parte, por su parte, nunca llegaré a poder recordar más que lo que yo sentí que tú viviste, que todos ellos fueron.
Sigo siendo sola.

No obstante, y a pesar de todo, sigo creyendo en la magia cada vez que una caricia provoca escalofríos en lugares donde jamás llegarán mis yemas, donde entra en juego la química.

miércoles, 12 de marzo de 2014

A fuego lento

Puso un pie en el parqué. Tan frío como siempre, tal vez algo más. Entre susurros pesados y la confusión de un grito punzante se gira y apoya el otro pie. Las luces de un día nublado ya le avisan de que ella no estaba allí. Se levanta y la mira. Su cuerpo parecía dormir, difuso, como el día. El pelo que siempre se recogía para lavarse la cara antes de dormir, ahora soñaba con su dueña en el mismo enredo a medio deshacer, a medio formar...
Los ojos no se humedecían, siquiera un gesto de tristeza en su ceño... Quedaba a penas el nudo en el estómago y la presión en el pecho. Pero hoy, no estaría con ella. Todo sería más soportable si la dejaba dormir.

           - Francamente, hoy no será ese día.

Y como un rayo - igual de fugaz - una sonrisa para el amanecer de otro día más. Él siempre estaba allí cada mañana. Creo que son esas pequeñas certezas las que nos reconfortan, no importa cuán poco persona te sientas, a media tarde bajará el sol, habrá un anochecer, saldrá la luna o sonreirá su cara oculta. Pero después de todo, mañana amanecerá de nuevo. Sin duda este amanecer, no. Este amanecer no volverá, pero sé que habrá nuevos rayos atravesando otras nubes. Sé que harán cálida mi piel, velando fotografías viejas, acomodando suave a mis nuevas leyes de caliza, a los arañazos más frescos de experiencia; al brillo verdoso de unos ojos azul marino, a las grietas húmedas entre mis labios secos.

Y todo lo demás, la sustancia, el relleno. Esa es la sorpresa, una milésima, cada paso vibrará mezclando un sinfín de idas y venidas, cortesía de mi perpetua marea personal. A fuego lento... Ráfagas de aire caprichosas, que juegan, flotan y levantan esta falda entre risas, llantos sin rosas al final; carreras al ras de los últimos rayos, los últimos parpadeos... las luces de los minutos que ya no están, que ya se han ido.


Ahora