lunes, 26 de agosto de 2013

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"I also like the idea of stringing these stories along the structure of a japa mala because it is so... structured. Sincere spiritual investigation is, and always has been, an endeavor of methodical discipline. Looking for the Truth is not some kind of spazzy free-for-all, not even during this, the great age of the hang on to the beads as much as possible, the better to keep my attention focused on what it is I'm trying to accomplish."

- EAT, PRAY, LOVE





Continúa, esquematiza y rómpelo después. Sanea, deja que brote, que se renueve. Vuelve a esquematizar, mañana rómpelo. Reestructura, crece.

viernes, 23 de agosto de 2013

Paciente cordura

Las pupilas fijas sobre el trozo de papel que marcaba la meta. La imagen era difusa y casi incómoda. No podía imaginar como desenredar aquella perturbante pulsión: Rojo agresividad, azul melancolía y amarillo como culmen: sal y vinagre sobre la yaga. Jugaban a bailar acariciándose los unos con los otros, se miraban mitad comprensión, mitad a matar, a besar, mitad agrios, a escocer.

Lucha implacable, colisión ingrávida en un momento de detenimiento en el  nadar entre el metal fundido, materia prima de "aquel muelle" inflexible. Allí estaba ella, pupilas fijas, comprensión insípida de aquella imagen tan vulgar. Hoy no había rastros de humedad excesiva sobre su esclerótica, tampoco se adivinaban heridas por una sequedad anormal. Sin embargo, el brillo metamorfoseaba en extrañeza y desasosiego bajo un ceño sutilmente fruncido, tras unos parpados que ligeramente entornados parecían proteger a su dueño de la luz no presente. Sus labios al son, se tornaban cementados en un sello que no adivinaba de razones ni contraseñas bajo un estado de quietud.

- El mayor sufrimiento del ser humano radica en intentar comprender el por qué del cómo se comporta otro ser humano - dijo él adivinando la posterior mella sobre su tez - "Déjalo" - Pareció decir en silencio con una de esas medias sonrisas que explotan en ternura por toda la habitación. Un parpadeo suave al tiempo.
Mirada fija en cómo la de ella se relajaba sorprendida ante aquella, hasta el momento desconocida, materia colorida,  algo menos densa que el vapor de agua flotando cariñosa por la estancia... No había luz alguna, la noche seguía cernida como un velo sobre su cuerpo desnudo aún tembloroso, mas su cemento... su cemento comenzaba a quebrarse ante la calidez de aquella conversación, dejando resbalar por todos sus poros las tímidas gotas de un hiel que parece irse deshaciendo en silencio.

Su habitación, su mirada al techo, aquel Heartbeats de José González acariciando su piel despacio: desde la planta de los pies, las notas van subiendo por la parte externa de sus muslos y alternando calma y deseo, cambia el dorso; Sus labios fáciles llenan su cintura de las risas de dos niños que en la misma bañera juegan a tirarse agua a los ojos, confundiendo ya sus lágrimas risueñas con las salpicaduras; continúa dulce sobre su pecho y se acomoda entorno a sus clavículas hasta asegurar la sanación de aquel trozo de piel. De pronto juguetón, el sonido corretea hacia abajo, para desviarse a la izquierda, adivinando el precipicio de su piel hacia el colchón... frena su alocado paso de puntillas haciendo locos círculos hacia su espalda con los brazos. Sonríe, y corretea de nuevo. Juega con la frontera entre el abismo y su piel, rodea un hombro y se cuela entre su cuello y la almohada, para terminar volviendo entre sus pechos al vacío del lado izquierdo de su cuerpo, formando un infinito circular.
Su fragancia continúa, esta vez en oscuros pasadizos a 3 ejes entre su pelo. Y ella... Bueno, ella se deja sentir mientras no despega aquella mirada indescifrable del blanco nuclear del techo de su habitación. Pupilas fijas sobre el trozo de papel que marcaba la meta.

Por ahora, mas lejos de "ysilandia".

domingo, 18 de agosto de 2013

Prisma del negro

Alexander Reid - Van Gogh

El poder del pincel. La pincelada huracanada, inquieta, va arrebatando del rojo de su barba, parte de su esencia, dando forma a su atormentada mente. En torno a su cabeza, un reloj de arena: El rojo va ganando terreno al verde prestado por sus ojos, que aun bajo unos párpados que bucean abatidos, se delatan soñadores. Mas éstos, aun aferrados con firmeza a la ansiosa felicidad, anuncian desesperación emergente.

Tic, tac. El circulo subordinado al tiempo; Tic, tac, y estoico sabe que al completarse de rojo kaos, no habrá vuelta atrás. El horror se apoderará del prado risueño en sus ojos, adivinando su suicidio, ya sea mental, ya sea físico.

Tic, tac.