- Diógenes
Todo parece ir pasando por un fino y lábil filtro de papel. Vas dejando de sentir el volar de las ligeras gotas, en beneficio del arder al caer raspándose la espalda con el hormigón de este muro. Hagámosle un funeral. Planeémoslo como se merecen. Enterremos a los gatos que pasean y elegantes se retuercen sobre el asfalto; a los pájaros que juegan al pilla pilla de rama en rama, de cable en cable; incluso a esos gorriones mafiosos que arreglan sus cuentas en carreras al ras de los últimos rayos. Sin olvidarnos de ellas, esas jóvenes hormiguitas sodomizadas bajo los altos cargos. Se merecen un buen final.
Parece que el cielo aguantó por mí durante demasiado tiempo, me permitió reír despreocupada, llorar en lo agridulce del entendimiento; Sentir la tortura "a sabiendas" de que la mecha había comenzado a prenderse, y sin embargo, no me condenó a la hipóxia de mis músculos, aún no, aún me mimaron más y sonrientes me dejaron bailar sobre tus pies cinco minutos más. Asíque supongo que debo estar agradecida a Chronos, por convencer a las nubes de dejarme dar vueltas bajo la lluvia, sobre mis tobillos, primero a la izquierda y después a la derecha y vuelta a la izquierda, con los brazos bien abiertos y los ojos cerrados, saltando las rayas blancas de los pasos de peatones y volviéndome a reír. Ha sido divertido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario