Otro otoño quemándose, pintado
de árboles que se niegan la armadura.
Desnudos, una manta ya madura
nos recuerda cada año desgajado.
Historias de un ayer mojado
se deshojan pendientes de lectura.
La sombra con su ausencia de figura
nos avisa: pronto habrá fugado.
Pesando, huye el humo y despierto
forjada en esta carne que no vuelve,
entre fantásmas de vida caduca.
Miro en esta cárcel que no absuelve
y pido no me libre del desierto
que es saberme ausencia, pues me educa.