miércoles, 26 de noviembre de 2014

Memorias de los cinco

Tres veces por semana,
el café me amarga porque sí
y alondras
y sin ti.

Camino y me siento,
¿Sabes? He dejado de mirar al suelo
mientras camino;
y disparos
y fin.

Tiemblo entre pólvora en la recámara,
pues me enamoro de paseos 
y miradas
y disparas.

Mientras tú,
ausente de nadie,
cercas la mirada en el aire
que abrazas con los labios.

Un empujón al tiempo;
un otoño de fuego y paz;
nieve e inherte
falta de fe.

Ella que habla envenenada
y por él
y sin mi;
y por ella
o porque sí.


Qué sencillo es aun
quemarme de fotografías y velas a medio escocer; 
y uno a uno cumplir todos los clichés del desamor.
Entre colchones cansados, 
manchados de tinta y oleo;
cenizas y cocacola light.

Y con todo,
y así,
tres veces por semana no me sorprende
que aun sienta tu tacto si te miro;
que huela tus manos si te escucho
y tu sabor
y porque sí.